Saber perder

miércoles, marzo 22, 2017


Andrés (5 años)

Desde chiquito Andrés ha sido muy competitivo, y eso de saber perder ha sido algo difícil de aprender para él, pero ha mejorado mucho con los años. 
Para Andrés, aún cuando se da cuenta que no es el mejor para algo, realmente no es que no lo sea, es solo que él eligió no serlo, ¿entienden lo que digo? Ésta es su manera de saber perder por el momento, lo cual creo que es mucho mejor porque al menos hemos eliminado la conversión a bestia que tenía antes. Claro que cuando lo escuchamos nos reímos mucho y confirmamos que todavía nos falta pulir algunas cosas. 

Enseñar a saber perder tiene su chiste, es decir, por un lado quieres que sean unos campeones y logren todo lo que se propongan, y les dices: "¡Tu puedes!… ¡Con todo!… ¡A ganar!" para lo cual es indispensable unas ganas reales de ganar, pero por otro lado no quieres que se conviertan en unos monstruos de dos cabezas cada que pierden en algo, entonces les dices: "lo importante es divertirse" O sea, ¿cómo?¿entonces ya no quiero ganar? Sí pero no, o sea no pero sí. 

Para saber perder, algo que me ha hecho mucho sentido y he tratado de enseñárselo a mis hijos, es que las personas que pierden o se equivocan tienen muchas más probabilidades de ser mejores porque en cada derrota siempre aprenden algo nuevo, la cosa está en enfocarse en el aprendizaje. Bien, ahora traten de decirle eso a un niño de 3 años… pfff! Lo perdí a los dos segundos, después de que lo tuve que alejar para que me dejara de lanzar patadas. Es broma. No lo es. Por eso les digo que hemos avanzado mucho, a sus 5 años ya no lanza patadas y ahora solo dice que no usó toda su velocidad (levanto la ceja). 

Si lo piensan bien, tal vez tenga un punto que va más allá de engañarse a sí mismo. Tal vez dice que nunca ha usado toda su velocidad porque cree firmemente que es capaz de tener más velocidad algún día. Es un pensamiento muy optimista, ¿no? es como decir que aún no conocemos la mejor versión de nosotros mismos porque creemos firmemente que mañana seremos mejores que hoy. Piénsenlo… ok, tal vez no tenga sentido lo que acabo de escribir pero igual no lo descarto. 

Ésta vez no les puedo dar un consejo específico porque como en muchas cosas, hemos hecho miles de intentos diferentes y ya no sé cuáles han sido los que han funcionado mejor. Pero algo claro es buscar el valor del fracaso, en lo personal, el aprendizaje detrás de la derrota me ha dado la esperanza de poder hacerlo mejor después y la certeza de que no es el fin del mundo, y eso es lo que seguiré tratando de enseñar a mis hijos.

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