Desde chica me ha gustado la danza, he estado en clases de baile la mayor parte de mi vida y es una de mis más grandes pasiones. Me gusta el hip hop porque puede ser rudo, sexy o divertido, como dice mi maestra actual, te permite ser el personaje que en ese momento quieras ser, y eso me encanta.

Siempre traté de seguir en clases, pero después de convertirme en mamá se hizo una pausa voluntariamente obligatoria, ya saben, en lo que agarraba la onda de ser mamá, pero como ya pasaron 6 años y yo sigo en ese proceso, decidí terminar la pausa y retomar mi relación con la danza.

Se oye fácil, pero estar en tus treinta y tantos y querer entrar a clases de hip hop no es algo muy común que digamos, no hay muchos lugares que manejen el nivel senior. La edad promedio suele ser de 6 a 17 años, así que aparte de lo extraño que es ver a una señora enfrente del espejo al lado de niñas y adolescentes, y que no sea la maestra, hay mucha probabilidad de que entre las mamás esperando afuera de los salones a sus hijas, se encuentre alguna de mis compañeras de la universidad, ¡awkward!

Gracias a mi little sister, que es maestra de salsa, encontré una clase donde al menos la media es de 20´s y ya no me siento tan vieja. Es toda una tragicomedia verme en una clase de hip hop avanzado, porque claro que después de todos mis años de experiencia es el nivel que manejo... o tal vez el horario que mejor se me acomodó, da igual. Todos se tiran, se paran y brincan a la velocidad de la luz, mientras yo trato de pedirle a mis músculos que hagan lo que podían hacer hace 10 años. Me ignoran. Mi memoria parece haber envejecido más de la cuenta, cada tres movimientos se me olvida el que sigue, luego los recuerdo pero ya voy atrasada dos, así que sólo alcanzo a hacer uno, y luego vuelvo a olvidar los tres que siguen y así sucesivamente, ¡soy todo un espectáculo! Cuando acabamos la clase, obligatorio ponerme sudadera porque lo de "se te va a enchuecar la cara si no te tapas" ya la he sentido cerca un par de veces pero en la espalda; torcida mínimo 3 días. Todavía recuerdo cuando me ponía frente al ventilador a secarme el sudor y no me pasaba nada.

Estoy empezando y sólo llevo pocas clases, pero les puedo decir que se siente bien, mi cuerpo ya está empezando a recordar los movimientos, y ahí la llevo. Lo importante es no dejar ir las cosas que disfrutamos, es parte importante de encontrar el balance y ser la mejor versión de nosotras como madres y mujeres, ¿no lo creen? 

Además creo firmemente que estoy dejando un mensaje bueno en mis hijos al no ponerme límites y seguir haciendo lo que me gusta.

¡Keep dancing people!