Aprendiendo el poder de las palabras desde chiquitos.

lunes, julio 24, 2017

Malena (7 años) y Mamá
Dicen que las palabras tienen un poder increíble, que así como pueden motivarnos pueden destruirnos, que si le decimos a un niño que es malo él lo creerá y tal vez viva para confirmar esa declaración. Creo que con esta conversación me quedó más que claro que es cierto, y debemos tener cuidado con los mensajes que damos porque la ley de atracción está poniendo mucha atención a lo que dices.

Andrés como muchos niños, sino es que todos, no siempre está de acuerdo con muchas decisiones que hacen sus papás, sobretodo cuando se trata de quitarle algo, de no hacer lo que él dice solo porque él lo dice, de darle de comer otra cosa que no es la que él quiere,  de pedirle ir al baño antes de salir… y siempre que pasa alguna de estas cosas suele decir: “No es justo”.
A él se le hace muy fácil, llegó un punto en que ya lo decía en automático, sin ponerse a pensar siquiera en el significado de justicia. Nosotros hemos puesto énfasis en tratar de quitarle esa expresión y que entienda su uso adecuado, porque para nosotros es muy importante lo que te dices a ti mismo y lo que le dices a los demás, incluso de broma. Me he vuelto una correctora de expresiones con ellos, super ñoña y aburrida tal vez, pero me vale, no voy a permitir que mis hijos crezcan creyendo algo negativo de ellos sin fundamentos.

Cuántas veces no nos decimos: “soy la peor para cocinar”, “soy malísima para hacer ejercicio” o cuando alguno de nuestros hijos tira algo haciendo un desastre, sin pensarlo les decimos cosas como:  “Manos de mantequilla, a ti todo se te cae”.

Un día Malena hacía su tarea de matemáticas, la cual le cuesta trabajo como a muchos de nosotros, no llevaba ni 5 minutos de haber empezado y ya había llegado a la desesperación, entonces dice: “es que no soy buena para las matemáticas”… a lo cual yo paré en seco y le pedí que no volviera a decirse eso, porque realmente no había ni empezado a hacer el esfuerzo y se había rendido a los 5 minutos, que solo era flojera…bla bla bla… mi super choro del poder de las palabras y para terminar de rematarla le puse tarea extra de hacer una plana completa que dijera “soy buena para las matemáticas”. No sé si fue la mejor idea, pero al menos repetirse eso en la cabeza tantas veces podía compensar todas las veces que tal vez ella se dijo “no soy buena para las matemáticas” y dejar mi mensaje claro.

Pero pronto todo mi discurso me estalló en la cara cuando mi hermana me señaló que yo hacía lo mismo, que frecuentemente menciono que soy floja para esto o para lo otro y que no debería hacerlo. Incluso le hice un artículo a mi flojera atribuyéndole mi éxito para niños independientes. Obviamente no me había dado cuenta, yo solo lo hacía por ser honesta y admitir que no soy perfecta como muchos creen… pff.
Por eso decidí grabar y compartir esta conversación, porque me llamó la atención cómo Malena no dijo que Andrés no tenía motivos para pensar que la vida es injusta sino que ella lo declaró tal cual lo había estado escuchando todas las veces, ya había pasado a otro nivel y lo había creído totalmente, y si así lo cree Malena, Andrés lo traerá ya casi tatuado y apenas tiene 6 años.

Así de simple funciona, pero la mejor parte es que funciona igual para el otro lado, para el lado positivo. Mis papás me decían mucho que yo era una niña muy segura de mí misma, y ahora que soy adulta recuerdo cómo era antes y a veces no veo de dónde sacaron eso si yo era super tímida y reservada, pero sirvió, realmente crecí creyendo que soy una persona muy segura. Entonces mejor enfoquemos la misma energía para decirnos y decirles a nuestros hijos cosas positivas ¿no?

Be wise with your words.

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