Carta para mi yo de 16 años

lunes, octubre 08, 2018



Hola Elena de 16 años, ¿qué tal la vida? ¿Ya has estrenado tu licencia de manejar? Apuesto que estás ansiosa por irte manejando a la prepa.  Te escribo desde el futuro para platicarte sobre un problema que te va a joder un poco la vida y que tal vez puedas evitar con mi (tu) ayuda.

No te asustes, todo marcha bien. Ahora tienes 36 años, tienes una familia que te hace muy feliz, un esposo que dejaré en el anonimato para no spoilear la diversión y dos hijos de los cuales tampoco revelaré detalles.

Primero, quiero decirte que en todo este tiempo has cambiado y has crecido mucho como persona; pero después de todos estos años hay una pequeña cosa que nos sigue dando un poco de problemas.
¿Ves como tu mamá siempre te dice hasta el cansancio que limpies tu cuarto y seas más ordenada? Bueno, te convendría hacerle caso en eso de tener buenos hábitos. Ya sé lo que me vas a decir: “¿Para qué hacerlo ahora, si de todos modos voy a tener que hacerlo todos los días de mi vida adulta? No voy a desperdiciar mi valioso tiempo de juventud bla, bla, bla”.  Y tienes un punto, pero resulta que eso de aprender buenos hábitos se vuelve más difícil con la edad, y tenerlos es algo útil cuando quieres enseñarle a tus pequeños hijos, pues, buenos hábitos. Enseñarles a ser limpios y ordenados es algo muy importante para su desarrollo, pero más importante, para que no tengas que hacerlo todo tú sola – ¡Tranquila, no te he traicionado en eso!

Pero aquí viene lo interesante con los niños, resulta que ellos aprenden con el ejemplo. Así es, les puedes decir mil veces algo, pero si no te ven tender tu cama y ordenar tus cosas, no te van a creer nada y harán exactamente lo que tú hagas.  De hecho, aún si lo haces bien, no es seguro que te imiten esa parte y de todos modos tengas que pedírselos una y otra vez. Pero definitivamente tienes más probabilidades de conseguirlo si te ven hacerlo.

¿Qué hay de tu esposo? Bueno, dije que no iba a spoilear la diversión, además has aprendido que si quieres ver un cambio en el mundo, o tu propia casa, debes empezar por ti, por eso esta carta.

¿Muchacha de la limpieza? Claro, puede ir los días que quieras, pero al final ella no le inculcará eso a tus hijos.

Escucha, sólo tienes que empezar a tender tu cama antes de irte a la escuela; usar ese mueble que le llaman clóset para lo que sirve en vez de tu cama, silla o escritorio –Y sí, para lograrlo es probable que tengas que levantarte más temprano.

Acostumbrarte a lavar tu ropa con más frecuencia sin esperar a que tengas que usar tu traje de baño de ropa interior. Créeme, en un futuro la ropa se multiplicará más que los panes de Cristo y no sabrás de dónde sale tanta.

Empezar a invertir tiempo en la cocina porque de alguna manera –contra todos los pronósticos– terminaste a cargo de eso.

Sí, ya sé que te da una flojera horrible hacer todo lo que acabo de decir pero es por tu propio bien. –Ah sí, lo siento, no se cómo decirte esto, pero ahora eres una mamá y has empezado a hablar como una, fue inevitable.

Sabes qué, pensándolo bien, mejor olvídalo. Te conozco, tu flojera es capaz de hacerte cambiar de opinión y tal vez hasta decidas que lo de casarte y tener hijos no es para ti, y esto resultará peor que cuando Mc Fly rescató a su padre y casi borra a toda su familia.

Le escribiré a mi yo de 20 años a ver si tengo más posibilidades. Por cierto, qué bueno que te gusta manejar, porque se ha convertido en gran parte de tu vida. Cuidado con el carro verde en frente de ti en Boulevard Acapulco, ¿o era gris?, no lo sé, mejor ten cuidado siempre. Sigue bailando por la vida.


Atte.
Tu versión más sabia de 36 años.

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