El día que conocimos a los jugadores de Chivas y nos (me) enamoramos de Pizarro

domingo, mayo 28, 2017



Cuando llegó el día del partido de la final Chivas Vs Tigres en Monterrey el día estaba gris para Andrés que no había conseguido ir al estadio porque nadie quisimos vender un órgano para poder pagar los boletos, pero de repente algo extraordinario pasó…

Recibimos un mensaje de un querido amigo y los planes del día cambiaron. Pasamos por los niños a la escuela, sin decirles nada, les dimos ropa para que se cambiaran (casualmente las playeras de chivas) y sólo les dijimos que nos íbamos a pasar a comer a otro lado. Llegamos al hotel donde se hospedaban los jugadores y comimos algo ahí cerca mientras llegaba la hora de poder entrar. Los niños seguían sin saber nada. Cabe mencionar que el más emocionado, obviamente, era el papá Chiva de corazón. Cuando llegó la hora (realmente no es que haya una hora planeada para esto, pero cuando se pudo) fuimos al hotel y de repente a un lado de ellos estaba nada menos que Alan Pulido hablando con algunas personas, su sorpresa fue tal que parecía que habían visto… a un tipo cualquiera con playera de polo de Chivas, obviamente les tuvimos que explicar la sorpresa porque no están tan familiarizados con los jugadores a nivel civil y no traían uniformes con sus números, entonces necesitaban un poco de ayuda para reconocerlos. Después de como diez ¿en serio? de Andrés que no lo podía creer, ahora sí pudimos ver su cara de emoción. Legen- wait for it - dary!!!

Terminando las fotos, autógrafo y apachurro con Alan Pulido nos fuimos a esperar a los demás jugadores que estaban comiendo en el restaurante, en cuanto salieron los cazamos y detuvimos a cuantos pudimos para autógrafo y foto. No me pidan nombres porque yo los estaba conociendo por primera vez ahí, seguro le tomé foto al asistente del asistente pensando que era un jugador, pero puedo decir que fue una experiencia extraordinaria, todos los jugadores se portaron como grandes humanos, amables, sencillos, agradecidos con sus fanáticos, me pongo en su lugar y pienso que fastidio debe ser para ellos estar sonriendo con gente que ni conocen, pero se ve que están conscientes de lo que son y lo que la gente les da, me cayeron super bien todos.  Eso si, nunca falta el jugador mamón que pone caras y ya se le subió la fama, que no diré quien es por darle el beneficio de la duda y esperar que no sea así siempre, tal vez estaba nervioso, pero igual le devolví las caras… porque a mi hijo no le haces esas caras, no señor. 

Pero por otro lado tenemos un Pizarro (y aquí me voy a poner un poco cursi), un jugador que mientras esperaba el elevador para ir a su cuarto, aprovechó para hacer platica con los niños, los abrazó y los sentó a su lado para que estuvieran cerca de él.  ¡Esos sí son jugadores de primera señores! Gracias Pizarro, porque mis hijos pudieron ver a un humano íntegro que no importa que posición juegue o en qué equipo esté, trata a todos con con cariño y con respeto, que no se cree más que nadie. Gracias Pizarro porque serás un excelente ejemplo para mis hijos cada vez que quiera enseñarles sobre humildad. Gracias Pizarro por ser un mexicano que ama a los mexicanos. Gracias a todos los jugadores que nos regalaron sus sonrisas y su tiempo, mis tres niños estuvieron muy felices, sobre todo el niño mayor (papá). 

Debo confesar que soy la menos futbolera de la casa, y aunque siempre he sido Chiva, nunca he sido muy apasionada, pero después de esta experiencia he conocido otro lado de las Chivas, el lado humano que no siempre se ve, el detrás de cámaras que aún con pocos segundos dice mucho de las personas que forman este equipo, y puedo decir sin lugar a dudas que son un equipo de humanos de primera que están dispuestos a entregarlo todo en la cancha.

¡VAMOS CHIVAS! ¡A DARLO TODO! 








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