Ser mamá es pura publicidad

viernes, mayo 27, 2016

Ilustración de @don_monoko


En mi experiencia como madre me he dado cuenta que enseñar buenos hábitos a los hijos, como comer vegetales, ser ordenados, lavarse los dientes, dormir temprano, etc., es mejor enseñarlo por las buenas, es decir, sin caer en el tan conocido "porque soy tu madre" o "porque debes obedecer". Entonces quitando estos recursos, no queda otra más que venderles la idea, hacerles “Inception”, usar la persuasión tal y como lo hacen los masters de la mercadotecnia y la publicidad para hacernos consumir cualquier cosa.

Por varios años trabajé en una agencia de publicidad y aprendí una que otra cosa sobre vender ideas y ahora básicamente me la paso creando campañas para convencer a mis hijos de querer hacer algo, ya saben, para que no sólo limpien su cuarto sino que quieran limpiar su cuarto, no sólo coman vegetales sino que quieran comer vegetales... Todavía no lo logro del todo, pero hasta los de Mad Men tenían sus malas rachas.

Estos son los pasos que sigo para crear una campaña publicitaria en casa:

1. Detectar problema
Eso es fácil, de todas las cosas de mis hijos que me tienen frustrada y al borde de la locura elijo la que tenga más prioridad.

2. Definir objetivo
Puede ser general o muy específico: comer vegetales, limpiar su cuarto, irle al mismo equipo de fútbol que su papá, etc.

3. Definir el "target" o mercado meta
Debo conocer a la persona, en este caso sé que conozco bien a mis hijos, a los que les voy a hacer “Inception”. Partiendo de sus edades , gustos y preferencias, personalidad, reacciones que han tenido con anterioridad al producto, entre otras cosas. Saber si los vegetales les dan miedo, si los enojan, si piensan que son el enemigo, etc.  No es lo mismo venderle una idea a alguien que le gusta el fútbol que a alguien que le gusta el anime, ¿verdad?

4. Presupuesto
¿Qué tanto puedo invertir en la campaña? Esto me sirve para saber si puedo pagarle a un chef de planta (mi sueño guajiro) o bien adquirir un recetario para dummies de esos de “Hágalo usted mismo”. O tal vez quiera hacer una producción con títeres que actúen el cuento de los soldaditos verdes y tendría que hacer o comprar los títeres. Tener una idea del presupuesto me ayuda en el siguiente paso.

5. Creatividad
En esta parte hago lluvia de ideas de todo lo que se me ocurre. Descarto las que de acuerdo a su personalidad creo que no van a funcionar o que con el presupuesto no alcanza y elijo la que creo que tiene potencial para ser la GANADORA. 

6. Diseño
La presentación visual siempre es clave en un niño pequeño. Puede ser el diseño del títere, una tabla de motivación para palomear los días que lo han hecho bien, jugar con los colores de los alimentos haciendo figuras con ellos, crear juegos, usar platos muy monos, etc., todo depende de la idea que quiero llevar a cabo.

7. Aplicación de la súper idea en diferentes medios
Necesito hacer llegar la idea a los hijos en diferentes medios para reforzar el mensaje. A mí me gusta usar locuciones en el carro, mientras voy manejando explico la idea con un cuento, un sermón, historia o anécdota. En el punto de venta, que vendría siendo el comedor, hago uso del material visual que haya hecho, y nunca está demás una activación en la casa de la abuela utilizándola de vocera de la campaña.

8. Medición de resultados
Ésta es la parte dónde saboreo el triunfo o saboreo una botella de vino por la frustración del fracaso. El fracaso me golpea con los vegetales en la cara, desafiante y sin apreciación del esfuerzo, pero de igual manera, el éxito es tangible y muy satisfactorio, y se saborea mejor con unas cervezas, sobre todo cuando se ha logrado después de varios intentos. Eso sí, no canto victoria, que el efecto del éxito puede durar solo un par de días y es muy probable que tenga que volver a hacer todo de nuevo solo porque ahora descubrieron que odian los títeres. ¡Maldita sea!

Entonces, ¿si o no has hecho publicidad con tus hijos? 
Tal vez no hayas aplicado tal cual el proceso de una agencia y de hecho te pueda ser de utilidad aprender un poco de los masters de la persuasión. Nunca está de más intentar cosas nuevas, tal vez te funcione y descubras que eres la Peggy Olson (véase serie de Mad Men) de Wisteria Lane (véase serie de Desperate Housewifes) o algo así. Y si no, al menos podrás aplicar tomar brandy, coñac, vino o cheve en horarios de oficina, como todo un publicista de los sesentas. ¡Salud!

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