Andrés (5 años)

Mientras papá y yo admirábamos un hermoso Pontiac Fiero (no me pregunten más porque no tengo idea) rojo con asientos de piel beige estacionado a un lado de nosotros en el estacionamiento, explicábamos a los niños que a ese tipo de carros se les llama autos deportivos. Después de unos minutos la única pregunta fue la de Andrés: ¿Por qué los carros deportivos no juegan futbol? –No lo sé– Contesté – Tal vez practican algún otro deporte que no es futbol... 

Cada vez que mis hijos salen con estas dudas hay algo en mí que se activa y comienzo a dar un montón de hipótesis locas que puedan explicarlo dejando volar la imaginación tan lejos como llegue. ¡Es muy divertido! Aunque no tengo tanta práctica como ellos y algunas veces solo se quedan viendo con cara de ¿estás bien mamá?

De hecho a veces envidio tanto ese mundo de niños que quisiera tener un poder especial para volver a ser niña aunque sea por un día y ser compañera de mis hijos en la escuela y jugar con ellos como lo hacía de niña. Puedo jugar con ellos ahora pero no es lo mismo, es casi imposible desactivar las funciones de mamá y pensamientos de adulto. 

Justo después de escribir esta idea, se la conté a mis hijos para ver que opinaban, Andrés estaba un poco entusiasmado de conocernos como niños pero a Malena no le pareció para nada la idea porque dijo que eso significaría quedarse sin mamá, y aunque traté de convencerla de que solo sería un día, comenzó a decir no no no como para ya no escuchar, como si le estuviera contando una historia de terror. ¡Qué risa! Al menos me queda el consuelo de que le agrado como mamá.

Por cierto estamos estrenando firma de Andrés digital, aunque los dos ya saben escribir su nombre desde hace rato, apenas esta vez se me ocurrió aprovechar la wacom (tableta de lápiz) para que ellos mismos escribieran sus firmas para sus frases. ¿Apoco no están bien chidas las firmas de los niños? Además están en esa etapa que a todo le quieren poner su nombre, así que no dudaron ni tantito cuando se los pedí.